Una alegría para Axel

Una vez más, los jugadores de Alvarado mostraron toda su generosidad, se tomaron un tiempo y fueron a realizar una acción solidaria. En medio de una pretemporada en la que son pocos los tiempos libres, a Ramiro Jorge, Gabriel Compagnucci y Jonathan La Rosa, poco les importó y fueron a visitar a Axel Monrroy, un joven de 16 años, hincha fanático del cub, que se recupera favorablemente de un accidente en el que corrió serio riesgo su vida.

Axel sufrió un gravísimo accidente el 11 de marzo de este año, cuando iba hacia la escuela en bicicleta y un camión que le pasó por al lado le tocó el manubrio y cuando cayó lo pasó por arriba. Tras pelearla varios meses en el Hospital Interzonal, evolucionar de a poco y recibir el alta, hoy ya está en su casa de Avellaneda y Guido, donde disfruta de su familia y sus amigos.

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Pero de lunes a viernes, realiza la rehabilitación en Serenil, a pasos agigantados luego de lo que fue el panorama inicia, con terapia física para poder mover más las piernas y esperando novedades de futuros tratamientos en cadera y pelvis, las zonas más afectadas. Lo que no tiene dudas su madre Liliana, es que va a volver a caminar y podrá dejar la silla de ruedas en la que se mueve hoy en día.

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Y este viernes fue un día especial para él, porque se acercaron tres jugadores de Alvarado con un regalo y le sacaron mil sonrisas y una gran emoción. Fanático del club, Axel no piensa en otra cosa que estar presente en el debut del equipo en el José María Minella el 4 de septiembre, y así se lo hizo saber al capitán Ramiro Jorge, Gabriel Compagnucci y Jonathan La Rosa, los tres futbolistas que sorprendieron a Axel y lo hicieron «saltar» de la cama.

Hacía un rato había llegado de la rehabilitación, pero no le importó. Vestido de cabeza a los pies de azul y blanco, se levantó y fue sobre su silla de ruedas a la calle, a juntarse con sus amigos que están siempre brindándole su aliento y deseándole una pronta recuperación, acompañándolo en su recuperación. Allí recibió una remera de entrenamiento de manos del capitán, firmada por todo el plantel y, otra vez, se le iluminaron los ojos.

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No le salían las palabras, y lo único que repetía era «gracias, muchas gracias de verdad por venir». Por el mismo carril fue su familia, sus amigos y los vecinos que también se acercaron a saludarlo. Axel tiene corazón de «toro» y lo demuestra día a día, sobrellevando la prueba más difícil que la vida le pudo por delante y ganándole la batalla.